A diferencia de los pagos digitales, que dependen de teléfonos móviles, POS, redes estables o electricidad, el efectivo funciona por sí solo. Los desastres naturales, sobrecargas eléctricas o caídas de infraestructura pueden dejar fuera de servicio a los sistemas de pago digitales. El efectivo es universal. No necesita verificación, no tiene tiempos de espera ni comisiones ocultas.
La digitalización ha transformado la forma en que hacemos pagos. Tarjetas, billeteras digitales, transferencias bancarias y códigos QR se han convertido en parte de nuestra rutina diaria. Pero esta comodidad también trae consigo una vulnerabilidad silenciosa: la dependencia total de la tecnología para transacciones esenciales.
La resiliencia económica no es solo una cuestión de políticas nacionales: comienza en el hogar. Tener una estrategia financiera consciente puede marcar la diferencia en momentos críticos. Aquí te damos un enfoque preventivo con recomendaciones clave para fortalecer tu estabilidad ante crisis.
